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Una historia sobre música, nostalgia, encierro y Steven Wilson


Créditos a @ElJovenPaul por la ilustración

No sé cómo explicarlo, pero la primera vez que sentí una conexión increíblemente fuerte con la música fue por allá de ese lejano 2011. Y es que después de haber pasado por todas las bandas habidas y por haber en mi camino de adentrarme en el mundo de la música, el primero que en verdad sentí que descubrí yo solo por mis propios méritos fue el líder de Porcupine Tree: el mismísimo Steven Wilson. Su música tenía ese algo de lo que mi yo de 15 años simplemente no podía tener suficiente.


Después de descubrir que tenía un proyecto como solista y enterarme que ya había lanzado su primer álbum un poco antes de haberlo conocido, estuve atento a todos los sencillos que había estado lanzando durante ese año. El video de Index del increíble Grace For Drowning, por ejemplo, solo salió en una página exclusiva de Reino Unido y fue la primera vez que escuché del término VPN y las cosas que puedes hacer con una de esas. Para el video de Remainder The Black Dog tuve que seguir la misma técnica y no podía estar más emocionado que saliera en la misma semana que mi cumpleaños.



Así que cuando el álbum salió, yo ya era el primero afuera del único Mixup de mi ciudad esperando a que abrieran como si fuera premiere de Star Wars. Todavía recuerdo entrar a la tienda y desilusionarme al no verlo en la sección de estrenos, pero después de preguntar a unas cuantas de las personas que trabajaban ahí, conocí a una que compartió mi emoción y me platicó sobre lo mucho que era fan de Porcupine Tree mientras me llevaba a la sección donde él mismo había puesto el disco. Tenía precio de importación, pero no me importó en lo absoluto. Literal, ya sabía a lo que iba.


La música de Steven Wilson fue la que me metió en todo el mundo del rock progresivo e hizo que todo lo que escuchaba en ese entonces girara en torno a eso. Esos eran los mismos tiempos donde formaba parte de una banda y quería que todo lo que hiciéramos tuviera elementos de la música que escuchaba en ese momento. Era la primera vez que sentía tanta emoción y apego a algo nuevo. Qué rara es la adolescencia, la verdad.


Después de comprar la edición limitada de su siguiente disco y de alucinar con todas las historias que Wilson venía a contar en The Raven That Refused To Sing, los tiempos de la banda de la prepa estaban llegando a su fin. La música pasó a un segundo plano en mi vida para darle paso a los nuevos tiempos de la universidad y todo lo que eso conlleva. Así que cuando Steven Wilson anunció su cuarto álbum, bueno... Esa fue la primera vez que sentí lo que es la verdadera nostalgia.



La universidad había sido tan distinta del bachillerato. Cambié las tardes de leer solo en mi recámara por días de bajar a la sala común de las residencias de la escuela. Cambié las tardes en el psicólogo por noches largas platicando y riendo con mis nuevos amigos. Cambié ese sentimiento de soledad y las lágrimas por ganas de ir a echar la fiesta un miércoles por la noche antes del examen final de Programación Orientada a Objetos. Era nostalgia, sí, pero diferente.


La música de Steven Wilson fue esa que me ayudó a salir adelante en esos tiempos de incertidumbre y de aislamiento. Podía pasar tardes intentando descifrar qué es lo que quería decir en cada canción y de tratar de seguir el ritmo de la batería de Luminol. Solo bastaba con ponerme los audífonos, conectarlos al iPod y dejarme llevar una tarde completa. Recuerdo muy bien todavía leer El Psicoanalista de John Katzenbach con todo el disco de Storm Corrosion de fondo como todo un adolescente en formación.


Así que cuando hablo de nostalgia, no me refiero a añorar el pasado, porque en verdad, era lo último que quería recordar. El sentimiento era diferente. Un cuarto álbum de Wilson era volver a sentir ese confort. Estar seguro en una burbuja donde sabes que nada malo va a pasar. Y aunque ya no era lo que necesitaba en ese entonces, fue así como se sintió la vida en el momento en el que escuché por primera vez el nuevo Hand Cannot Erase.



Sin embargo, después de ese disco que llegué a escuchar tanto en su momento, le dejé de seguir el hilo. Los sencillos de su siguiente disco no me atraparon como los otros lo habían hecho, mi vida cambió muchísimo entre lanzamientos, me empecé a enfocar en otras cosas; en fin, fueron muchos los motivos por los cuales dejé de escuchar a Steven Wilson como lo había estado haciendo durante los últimos 7 años. Medio llegué a escuchar To The Bone un mes después de que salió, pero no conecté con él como hubiera querido. Pero no me sentí triste. De alguna u otra forma, mi cabeza me hizo notar que el ciclo de mi vida con la música de Wilson había llegado a su fin y no era algo por lo que ponerse melancólico. Aprendí a soltar y a dejar de querer buscar refugio en cualquier cosa.


Pero llega el 2020 y una pandemia azota a todo el mundo y nadie sabe ni por dónde lo están atacando. El planeta entero se paraliza y Wilson toma ese pequeño momento para dar un anuncio breve: Su sexto álbum, The Future Bites, va a salir muy pronto y va a ser un cambio radical en su estilo.


Había dejado de escuchar rock progresivo tan pronto y como entré a la universidad, para darme cuenta que lo que ahora me gustaba era, irónicamente, la música repetitiva. Synthpop, new wave, dance, disco, lo que fuera que me ayudara a quedarme en trance y concentrarme. Esos tiempos dejaron de ser de Pink Floyd y Dream Theater para pasar a ser Confidence Man, Donna Summer, New Order y muchos otros más.


Pero sin que yo supiera, Steven Wilson sacó de su retiro a No-Man, su banda de música ambiental, y lanzó Love You To Bits en el 2019. Así que me puse a escucharlo para ver de todo lo que me había perdido y una vez más , pude conectar otra vez con lo que estaba haciendo.



Love You To Bits encuentra a Steven Wilson en un mundo nuevo lleno de sintetizadores, electrónica y baile. El ritmo del álbum es increíble: 2 canciones de 15 minutos cada una partida en varios pedazos que pueden escucharse individualmente sin perder parte de su esencia. La combinación perfecta entre las estructuras del rock progresivo que tanto había trabajado en el pasado y su nuevo amor por la música dance. Wilson nunca se fue, solo se había ido de fiesta.


Así que cuando The Future Bites es anunciado y el primer sencillo se estrena en Youtube, mis expectativas ya estaban hasta el cielo. Personal Shopper resulta ser una carta en contra del capitalismo extremo donde el mensaje, irónicamente, se pierde entre sintetizadores y música hecha para consumirse fácil y rápido. Un movimiento bastante interesante que no decepciona. Y luego con la noticia de que Elton John hace una pequeña aparición en la canción para hablar sobre pasta de dientes, papel de baño y lentes de sol... Todo bien.

Pero una vez más, la pandemia ataca otra vez y ahora me dio donde más me dolió. The Future Bites se retrasa hasta 2021 y no queda más que esperar.



Mucho pasó durante ese tiempo, la verdad. Dejé mi departamento en la capital, me mudé de vuelta a la ciudad donde vivía antes de irme a la universidad, conseguí un nuevo trabajo... En fin, situaciones que hicieron cambiar mi perspectiva de muchas cosas que estaban pasando en mi vida. Estar encerrado sobreviviendo una pandemia te hace pasar mucho tiempo pensando.


Y pues bueno, llegó enero y... ¿Qué pasó? Pues no mucho. Al igual que todos, Steven Wilson suena confundido, perdido. The Future Bites suena como al trabajo que cada quien hizo por su cuenta y decidieron juntar el último día. Le faltan brazos a los monitos de la maqueta, pero la maqueta de la selva sí parece una selva. Los fans están decepcionados, pero Wilson parece estar más que contento por el puro hecho de haberlo lanzado.


No ha sido un año fácil para nadie, estar encerrados nos ha afectado a todos de muchas maneras diferentes. Encontrar la esperanza en estos tiempos de incertidumbre es diferente para todos. Y mientras muchos estamos batallando por sentirnos bien todos los días, The Future Bites suena justo a eso. Se escucha como todas las fases por las que pasó Wilson durante este confinamiento tan horrible por el que estamos pasando todos. Se escucha confundido, desesperado, triste y eufórico al mismo tiempo.


Puede no ser el álbum que estaba esperando, ni el álbum que me vea escuchando hasta fin de año como casi todos sus intentos pasados. Es más, ni siquiera me veo volviéndolo a escuchar completo después de haber escrito esta publicación. Sin embargo, todos esos errores e imperfecciones, esa producción que no acaba de convencerme, esa narrativa sin madurar, me hicieron darme cuenta de una manera muy rara que hasta esos que nosotros consideramos nuestros héroes también tienen sus momentos débiles.


Y si hasta ellos pueden tener sus momentos bajos, creo que también nosotros podemos darnos una palmadita en la espalda y seguir adelante con nuestras vidas. Al final, este año ha sido solamente un pequeño desliz, pero estoy seguro que regresaremos más fuertes que nunca.



2 comentarios

2 Comments


Bety Ortega
Bety Ortega
Jan 31, 2021

"Leaving the lights on

Playing the old songs

Take midnight refuge in the past"

HOW IS THIS NOT NOSTALGIA??? love you to bits seguro es un reconocimiento a sus fans del pasado como tu.

He knows.

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jorgebeauregard
jorgebeauregard
Feb 01, 2021
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Nunca ha dejado de saberlo <3

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